Mascarillas y exfoliantes: la importancia de estos tratamientos para la salud de la piel
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano y es el único que está constantemente expuesto al exterior. Como es impermeable, su principal función es proteger a las personas del frío, el calor, el viento, la polución y las bacterias, entre otros factores.
Además de estar todo el tiempo visible, el permanente contacto con el exterior hace que la piel esté expuesta a distintas agresiones externas, por lo que es necesario brindarle los cuidados necesarios para que no se dañe o lastime.
Muchas veces suele ocurrir que los tratamientos de cuidado de la piel están vinculados a cuestiones estéticas y de belleza, por lo cual muchas personas no los consideran necesarios. Sin embargo, estos cuidados son mucho más que una cuestión estética y son sumamente necesarios para conservar la salud.
Entre los múltiples tratamientos que existen hoy en día, la exfoliación y las mascarillas son dos de los más conocidos y realizados por las personas. Para quienes se preguntan para qué sirve el exfoliante, lo más importante a saber es que se utilizan para eliminar los restos de piel muerta.
Por su parte, la mascarilla para la cara es el tratamiento indicado para humectar e hidratar la piel, al mismo tiempo que sirve para eliminar el exceso de grasa que se acumula y que impide que los poros respiren.
¿Para qué sirve el exfoliante?
El exfoliante para la cara es un producto que se utiliza para eliminar las células muertas y las impurezas que se acumulan en la capa superior de la piel. Este tratamiento ayuda a que la piel se vea más suave y tersa al mismo tiempo que la vuelve más permeable, por lo que suele usarse antes de una hidratación.
Si bien el exfoliante facial puede usarse en cualquier momento del año, el verano es mucho más recomendable ya que sirve para limpiar todas las impurezas que se acumulan luego de estar expuestos al sol.
Para quienes quieren saber cómo exfoliar la cara, es importante mencionar que existen tres tipos de exfoliación que varían con relación a la profundidad del tratamiento. La exfoliación mecánica es más superficial y puede hacer en casa usando crema exfoliante, mientras que los otras dos suelen practicarse en centros de dermatología.
Para la exfoliación química se usan productos más ácidos y preparados de enzimas y así eliminar la piel muerta en las capas más profundas. Por su parte, la exfoliación física se realiza con un láser o a través de crioterapia, recuperando las capas más profundas de la dermis.
Entre sus principales beneficios se destacan la renovación celular, la mejora de la textura de la piel, la reducción de manchas y cicatrices, la mejor absorción de productos para el cuidado de la piel, la mejora de las pieles con acné, la reducción de la grasa facial y la estimulación de la circulación de la sangre.
Mascarillas de hidratación facial
La mascarilla para hidratar la cara sirve para cuidar y aportarle una hidratación intensiva y profunda a la piel. Estas mascarillas para la cara están hechas con productos desarrollados específicamente para atraer y retener la humedad, lo que ayuda a mantener la piel saludable y equilibrada.
En el caso de las personas que tienen la piel grasa, la mascarilla para la cara grasosa es muy útil para controlar la producción de sebo, mejorar la textura dérmica y reducir el brillo facial. Para ello, este tipo de máscaras están hechas con productos matificantes como zinc y arcilla.
Al mismo tiempo, esta mascarilla para la cara suele contener productos purificantes para eliminar impurezas y toxinas de la piel, al mismo tiempo que es muy útil para reducir los poros y equilibrar la humedad de la dermis.
Otra opción utilizada para la rutina de cuidado de la piel son las mascarillas de arroz para la cara. Debido a sus propiedades antioxidantes y a la cantidad de minerales y vitaminas que contiene, el arroz es un producto que brinda grandes aportes y beneficios para la salud dérmica.
Entre los principales aportes que se pueden destacar de este tipo de máscaras faciales se encuentra su efecto rejuvenecedor, la capacidad de reducir el sebo de la piel grasa, la eliminación de manchas y la exfoliación cutánea. Además, sus propiedades promueven la producción de colágeno, lo cual ayuda a tonificar la piel.
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La importancia de cuidar la piel y qué hay que tener en cuenta para hacerlo
Como ya se mencionó, la piel es un órgano que funciona como protector de todo el cuerpo humano y cumple un rol fundamental en la regulación de la temperatura. Además, a través de ella es que las personas pueden disfrutar del sentido del tacto y conectar con el mundo que las rodea.
Por otro lado, la piel cumple un rol fundamental para evitar que las personas se deshidraten y contraigan enfermedades a causa de virus, bacterias, exposición solar, radiaciones y toxinas, entre otros factores.
Asimismo, la piel es un órgano que se encuentra estrechamente vinculado a los sistemas inmunitario y nervioso, por lo que todo aquello que afecte en el interior del organismo se verá reflejado a través de la piel.
Sin embargo, resulta importante mencionar que no hay una única forma de cuidarla y que existen distintos tipos de pieles que requieren de cuidados específicos. Para ello, es necesario que cada persona conozca cómo es su piel y cuáles son los productos y tratamientos indicados para mantenerla sana.
En el caso de la piel seca, es indispensable hidratarla de manera cotidiana, mientras que la piel grasa necesita de productos o tratamientos que ayuden a regular el exceso de sebo. Para las personas con piel mixta, lo primero es identificar qué zonas del cuerpo son más secas y cuáles más grasas y, en función de ello, elegir la mejor opción para su cuidado. Por último, quienes tienen piel sensible deberán elegir productos o tratamientos más específicos.